Las industrias culturales son los
bienes y servicios culturales cuyo valor económico primario deriva de su valor
cultural y tienen el potencial para la creación de riqueza y empleo a través de
la generación y explotación de la propiedad intelectual. En lo que refiere a
industrias creativas, sus bienes/contenidos creativos se basan en el uso
principal del producto y la organización productiva que subyace a él.
Las características que encontramos en
el cine de la industria cultural/creativa son la significativa inversión de
capitales y la división del trabajo propio de toda industrialización. La
producción de cine, se busca encontrar unos contenidos, unos usos sociales y un
modelo de financiación que permitirán su expansión y aplicación masiva. El cine
muestra una presencia intensiva de la economía del país. En el caso del cine se
han creado desde su expansión grandes grupos multimedia, las majors, que
producen los contenidos a un nivel mundial y con alto rendimiento económico.
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La naturaleza de las industrias
culturales y creativas se basa en los bienes indivisibles e inagotables, es
decir el consumo del cine ni destruye el bien cultural que distribuye, ni anula
el disfrute para próximos espectadores. La naturaleza acumulativa del consumo
de este tipo de industria, lejos de agotar la demanda del usuario, la estimula
y provoca la creación de nuevas producciones cinematográficas similares o en
algunos casos independientes. El cine y toda la industria forjada a su
alrededor determina los valores culturales de cada tiempo y lugar.
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