sábado, 2 de mayo de 2015

Armand Mattelart. Para Leer al Pato Donald

Tras leer la obra de Armand Mattelart “Para Leer al Pato Donald” (Siglo XXI), he relacionado su idea tanto con el modelo de educación bancario, como el conductista y la publicidad subliminal comentados en clase. El modelo bancario, consiste en depositar contenidos en la mente del educando, sin dar la posibilidad de interacción o reflexión, lo cual favorece la pasividad y opresión de la sociedad. El modelo de educación conductista, condiciona al niño para que adopte conductas y tiene como idea principal que el ser humano está determinado por su entorno, y que la única manera de entender su comportamiento es a través del estudio de sus conductas observables, en este caso las ideas que Disney ha planeado previamente. Lo que nos explica el autor, es que Disney trata de educar a los niños mediante los dibujos y aprovechándose de su inocencia en una sociedad capitalista, resaltando los valores como el individualismo, admiración a los EEUU, riqueza y  el desinterés por el prójimo en beneficio propio. Todo esto, lo hace a través de mensajes subliminales, que consiguen moldear las conciencias de los niños a través de dibujos animados, con apariencia inofensiva. A continuación, resumiré el libro y en qué consisten las teorías de Mattelart.

Walt Disney creó un producto sin nacionalidad definida, que se convirtió en un arraigo cultural internacional, y marcó parte de nuestra infancia. Sus dibujos animados son un modelo moral, casi civilizador. El cual fue bien recibido por niños y adultos, pues estés últimos se ven reflejados en los niños. El producto de Disney, se edificó de acuerdo con las necesidades psicológicas del ser Humano, que ostenta es edad privilegiada.

Disney opto por no representar figuras humana, sino naturales, animales que no tuvieran un acento o idioma especifico, ni se situaran en un escenario específico, pues las ambientaciones de estas animaciones, son espacios que nos ofrece la naturaleza.

No existe la paternidad, en las creaciones como Mickey Mouse, el clan Mcpato o las sinfonías tontas, no hay una relación paternal, los protagonistas son huérfanos, aparecen por arte de magia, y por ende carecen de mortalidad. Y esto se debe a que Disney evito el problema de explicar la sexualidad, si bien sí se presentan relaciones sentimentales como la de Donald y Daisy o Mickey y Minie, estas nunca llegan a consumarse y son eternas. La relación que existe entre los personajes, es bastante materialista o comercial, un claro ejemplo de ello es el tío rico que suele manejar su entorno con dinero. La familia, en las creaciones de Disney pierde totalmente su función y tiende a ser autoritaria y absolutamente interesada. El papel del padre, es poco significativo y la madre es un prototipo de empleada doméstica o elitista, que poco se ocupa de sus hijos; son los hermanos los que logran mantener un vínculo real. La creación de Blancanieves y los siete enanitos de Walt Disney, enfatiza el estereotipo de belleza, consumista, coqueta, vanidosa y un símbolo sexual. Pero también, se integró el estereotipo de fealdad, representadas con los personajes malvados de las historias, como son las brujas. Hay una constante motivación, para simpatizar con los personajes que tengan nuevos aparatos, el más costoso y los más inútiles. Así como, también, se inculca el orgullo por las fuerzas armadas, el empleo de armas, y el rechazo a las formas de gobierno anticapitalista.


En definitiva, lo que trata de explicar Mattelart es como a través de la comunicación de masas, Disney, consigue la colonización, colonización cultural de EEUU. No busca el intercambio cultural, sino la invasión e imposición de sus costumbres y forma de vida o pautas de comportamiento. Todo ello, con la intención de ampliar el mercado estadounidense, generar consumismo y favorecer la globalización; de la misma forma universalizar sus políticas. A través de los medios de comunicación e industria de entretenimiento, utiliza a los más jóvenes, aprovechándose de su inocencia, para moldear su conciencia, en favor de la cultura capitalista.

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