Hoy en clase hemos visto la película Jarrapellejos , y
presenciado el discurso de su director, Antonio Giménez Rico
Giménez Rico, es un director con 50 años de experiencia en
el cine a sus espaldas, que hoy nos ha presentado la película Jarrapellejos,
adaptación cinematográfica de la novela de Felipe Trigo. Se trata de una
película “coral” porque en ella aparecen muchos personajes.
En el film debuta José coronado, además de participar muchos
otros actores conocidos del panorama del cine español como Antonio Ferrandis,
Juan Diego, Lydia Bosch, Amparo Larrañaga, Joaquín Hinojosa, Miguel Rellán,
Aitana Sánchez-Gijón, Carlos Tristancho o Florinda Chico.
Felipe Trigo era un autor que fue prohibido por su contenido
pornográfico, Antonio nos cuenta como durante su juventud universitaria
buscando libros raros encontró uno de los libros de este autor y comenzó a
interesarse por su obra.
En realidad, las novelas de Felipe Trigo, no tenían
contenido pornográfico sino un profundo contenido social.
El trabajo más duro de esta producción, de la que Antonio es
director y guionista, ha sido condensarla en un guión cinematográfico sin
perder contenido de la novela, dado que tenía un extenso campo de
emplazamientos y personajes. En el proceso
colaboró Manuel Gutiérrez, aunque este mismo nunca quiso aparecer como
coguionista en el film.
La película ha estado nominada a los premios Goya y tubo
mención en el festival de Berlín.
“¿Por qué los cineastas hacemos historias del pasado? Porque
en muchas ocasiones hablando del pasado hacemos mención del presente” explica Giménez
Rico.
Tras el visionado de la película el director nos continúa
hablando sobre su estilo, “la imagen de las palabra” como lo llama el. Nos
explica su sistema de adaptación de las novelas al cine:
Lo primero que un cineasta se debe preguntar es que novela
narrativa quiere adaptar y porque, ya que existen novelas relativamente fáciles
de adaptar delo que Antonio llama escritores descriptores, que describen lo que
ven en su relato. O por otro lado novelas muy difíciles de adaptar, de autores
reflexivos, es decir que se centran en lo que piensan o sienten los personajes,
en la que es muy complicado visualizar el pensamiento.
Lo fundamental al adaptar el texto es transmitir la emoción
que te da un texto a través de las
imágenes. Son muy diferentes los lenguajes literarios del cinematográfico y su
estructura narrativa. Desde la narrativa puedes construir la historia, pero en
el cine se necesita una estructura en el tiempo que resulta más similar a la
estructura similar a la de la música.
Lo que tiene que intentar buscar el guionista es intentar
enganchar al espectador. Para eso se
necesita una estructura que nos cuente los detalles progresivamente para
conseguir el interés del espectador hasta llegar al momento culmen y luego
destapar el desenlace. Antonio Giménez Rico, ha trabajado con Rafael Azcona, al
que lo que más le importaba era la estructura del guion. Nos cuenta Antonio,
como Azcona siempre ponía pegas sobre el modo de estructurar y su consejo era
“llegar al clímax y descartar todo lo demás”.
El peor guionista es el autor de la novela porque este no
acepta una nueva estructura de su obra y cree que nada puede sobrar, pero sin
hacer este trabajo sería imposible llevar una novela al cine. Como nos explica
el director lo más importante es “la capacidad de emocionar con muy pocas
palabras”. Muchos cineasta utilizan la música para subrayar las cosas que no
emocionan, Giménez Rico considera que se
consigue eso desde la convención, como muestra en el la película en la escena
donde Lidia Boss coge el anillo de compromiso.
Con motivo del Centenario del cine Español (1996), se le
encargó al director hacer un documental sobre la historia del cine Español.
Buscando información descubrió que el cine siempre ha sido un reflejo de la
situación política, cultural e histórica de España. Lo que intentó hacer con el
documental era que además de explicar el cine y sus comienzos también mostrar
la historia de España.
En sus inicios también le ofrecieron hacer en la serie
“cuentos y leyendas” la adaptación de uno de sus cuentos. En primer momento
aceptó, pero al leerlo descubrió que estaba escrito congraciando a los
vencedores. Tenía prohibido tocar el guión, asique intentó cambiar la ideología
de la trama solo cok la puesta en
escena, los guionistas se quejaron acusándole de haberlo modificado. Pero el
director se reunió con los guionistas para demostrarle que lo único que había cambiado
era el tono, estilo y la puesta en escena pero el guión estaba intacto.
Por esto Antonio Giménez Rico, nos explica que es el
director el que tiene que ver una realidad y reflejarla para los autores. Esa
mirada es la que refleja la autoría de los directores.
Las pautas que utiliza el director para la adaptación son:
1º Destruir la novela por completo
2º Utilizar los pedazos para construir el guion con esos
materiales anteriormente destruidos, poniéndole un orden, estructura o
construcción.
“En realidad, es más difícil adaptar una novela que escribir
un guión original, porque traiciona al autor” dice Giménez Rico.
La mayor dificultad que encontró en Jarrapellejos era que al tratarse de una novela decimonónica
y con gran cantidad de personajes, se necesitaba un gran trabaja de sintonización.
Para ello sintetizó hasta 3 personajes de la novela en uno solo, como por
ejemplo el personaje “Gato”. Inspirado en el crimen de Don Benito.
Recuerda una crítica en Berlín, que explica exactamente la
intención del director, comenzar como
una comedia costumbrista que se va complicando hasta un desenlace atroz.
Finalmente aconseja, que para que las obras cinematográficas
perduren en el tiempo no debemos ceñirnos al dictado de la moda momentánea.
Posiblemente así no consigas gran éxito de taquilla pero te aseguras la
permanencia.
“Después de todos los años de experiencia, en contra de lo
que nos emite Hollywood el mejor
espectáculo que puede mostrar una película es lo que le pasa al ser humano. No
hay mejor imagen que la imagen de un ser humano, una cara o rostro con una
intención. Esto ha sido así desde Casablanca hasta ahora”.
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